“El agua es un elemento imprescindible tanto en la naturaleza como en la estructuración de toda sociedad y tiene un papel transversal por su fuerte relación con otros sectores y otras políticas (ambientales, energéticas, económicas, etc.).
A pesar de ello, vivimos en una cultura que no la considera en su justo valor, de hecho pocas personas tienen conciencia real del agua que, directa o indirectamente, consumen a diario, por lo que las situaciones de despilfarro se convierten en algo habitual. En este contexto social se deben generar, de manera urgente, nuevos parámetros de uso del agua que transformen los grupos sociales e impulsen una comunidad global, en la que el ahorro y la buena gestión del agua constituyan un objetivo de futuro. Para lograr esta evolución social es imprescindible la puesta en marcha de acciones educativas, tanto de menores como de personas adultas, que desarrollen procesos de búsqueda fundamentados en la participación colectiva. La participación, la educación y la comunicación son, junto con la dimensión cultural, las herramientas imprescindibles que nos ayudarán a generar los cambios necesarios para avanzar en el camino hacia la sostenibilidad.
Actualmente, el cambio climático dibuja escenarios en los que aumenta la incertidumbre sobre la cantidad y la calidad del agua, así como la conflictividad que se puede desarrollar en torno al control de este recurso. Esta incertidumbre cada vez se percibe con más nitidez en los diferentes sectores de la sociedad. Hoy se observa un cambio en las inquietudes, comportamientos y preocupaciones de la sociedad, ante el que debemos preguntarnos cuáles son los límites máximos para la acción social y el papel de las ideas como motor de transformación, entre otros.
Estamos en un momento en el que es necesario desarrollar nuevas formas de gestión del agua para garantizar la sostenibilidad presente y futura, por lo que los procesos educativos deben centrarse en transmitir actitudes más que conceptos, y en desarrollar capacidades para generar nuevas formas de gestión del agua.
El agua como recurso cada vez sufre una mayor presión por la sociedad y las actividades económicas, pero, al mismo tiempo, esta sociedad que la utiliza exige una valoración sobre la repercusión que estos usos tienen en el medioambiente, e incluso en el propio ser humano. Por ello, es necesario desarrollar políticas de gestión de la demanda, orientadas a la sostenibilidad tanto económica como de los ecosistemas.
Por otro lado, el debate en torno al agua no es solo técnico, sino que implica aspectos sociales importantes, lo que significa modificaciones en la relación entre la ciudadanía y las Administraciones, así como una nueva forma de entender la política del agua, integrando sus múltiples dimensiones y aspectos e involucrando al conjunto de la ciudadanía”.
(Texto extraído de las Conclusiones y Propuestas Generales de la Semana Temática 8 - Agua y Sociedad - Documento Final de las Semanas Temáticas de la Tribuna del Agua de Expo Zaragoza 2008).
El Proyecto Phi Water considera un deber proteger el agua como elemento vital para la vida. Puede haber vida sin luz o incluso sin oxígeno, pero todos los seres vivientes necesitan agua. Siendo conscientes de la importancia que tiene el agua en nuestra vida, entendemos la necesidad de su conservación, protección, depuración y utilización racional. Además, consideramos que proteger las virtudes del agua es una tarea moral decisiva que concierne a cada persona.
El Ciclo Integral del Agua es la expresión que define el recorrido hecho por el agua desde su captación en estado bruto en la Naturaleza hasta su disponibilidad potabilizada en nuestros hogares y, cerrándolo en sentido inverso, el que realiza para reintegrarse convenientemente depurada a la Naturaleza.
Los recursos en agua dulce no son inagotables, por lo que es preciso preservarlos, administrarlos y, a ser posible, acrecentarlos; por tanto, este proceso hay que observarlo con todo rigor.
Desde su captación en manantiales, pozos, embalses, etc., pasando por las Estaciones de Tratamiento de Agua Potable, donde es sometida a exigentes controles, el agua se transporta hasta los depósitos de las distintas poblaciones y, mediante sistemas de distribución, es servida al usuario. Una vez consumida, el agua residual se canaliza a través de redes de alcantarillado y colectores de saneamiento hasta las Estaciones Depuradoras de Agua Residuales (E.D.A.R), que las reintegran con toda clase de garantías nuevamente a arroyos, ríos, mar y medios receptores en general.
Por ello, Fundación Phi, en colaboración con Fundació Mediambiental y otras entidades colaboradoras, ha elaborado una serie de proyectos de investigación aplicada y programas cuyo objeto es el Ciclo Integral del Agua y cuya finalidad es el equilibrio medioambiental y social.
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