Nos hemos retrasado con nuestro boletín de este mes porque estábamos esperando noticias de Mola Melku. Por fin, ayer pudimos hablar con él. Hace tres semanas estuvo en Lalibela y se reunió en la casa con algunos de nuestros niños-as, a los que les entregó lo que le habíamos enviado para ellos. Están todos bien.
La zona está ya liberada y no parece que haya riesgo de que vuelva a ser ocupada, pero siguen sin luz ni agua. Muchos de los edificios oficiales están aún cerrados, aunque los colegios están en marcha.
Los ánimos están muy bajos. Los precios siguen subiendo (la inflación es salvaje), han pasado muchos meses de ocupación, con todo el miedo y las incomodidades que ello conlleva, y aún no se han recuperado ni emocionalmente ni, mucho menos, económicamente. Esperan que este verano vuelva el turismo y a partir de ahí poder remontar. Pero todo sigue siendo incierto, ya que en el norte siguen los enfrentamientos, la zona todavía no está pacificada en su totalidad.
La casa sigue cerrada. Necesitamos que vuelvan el agua y la luz para poder cocinar y tener todas las garantías por parte del Ayuntamiento de que la apertura es viable, por tema COVID y por seguridad.
Mientras tanto, hoy mismo, hemos hecho un nuevo envío de dinero para entregar a las familias. También hemos hecho un pago para uniformes y material escolar.
Seguimos con muchas ganas y seguros de que pronto podremos seguir con la casa y con los niños y niñas, como podamos y nos dejen, pero con ellos.
Gracias por todo, un abrazo.
MERCEDES VALLE
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