Espero que estéis bien, con salud, techo y comida, cosas básicas que a mucha gente de aquí les falta. La situación es muy, muy grave y el país no sabe cómo manejarla; se les ha ido de las manos.
Seguimos con el reparto de alimentos para las familias y ya hemos llegado a aproximadamente a 500 familias. No son muchas en un país tan grande, pero algo es algo y agradezco, de corazón, toda la ayuda que nos ha ido llegado para dar de comer a personas necesitadas. Os aseguro que sin vuestro apoyo algunas de ellas habrían muerto de hambre, ¡muchas personas están muriendo de hambre!
A pesar de que el virus sigue expandiéndose, las tiendas han vuelto a abrirse. Hablé con el dueño de un pequeño comercio y me explicó: «Hemos decidido abrir nuestra tienda porque no disponemos de ahorros y pensamos que si nos contagiamos del virus tendremos una oportunidad de sobrevivir, pero si llega el hambre, no tendremos manera de combatirla». Mucha gente está obligada a elegir entre morir por el virus o morir de hambre. Esta es la cruda realidad.
Os cuento ahora las novedades de nuestras niñas y niños:
Khajuraho:
El colegio sigue cerrado y, mientras tanto, viene una profesora privada a nuestra casa. Todos los días les enseña durante cuatro horas y después les manda deberes. Yo les doy las clases de inglés y también les enseño algo de español. Además, los fines de semana está viniendo un profesor de música. Al menos están ocupados. Estoy muy contenta porque han aguantado muchos meses sin queja alguna y están tranquilos y alegres a pesar de pasar el día entero encerrados en casa (sin tele, ordenadores ni móviles).
Jaipur:
Los niños y niñas de Jaipur también tienen profesores en casa para avanzar en los contenidos académicos, además de un profesor de música y otro de informática. Allí disponemos de ordenadores y de una televisión, así que los niños pueden ver alguna película con la que distraer un poco la mente. Se que se encuentran bien, pero en esta ocasión me ha sido totalmente imposible verlos. Me encontraba en Jaipur, todavía no había empezado el confinamiento por el coronavirus cuando una pareja italiana que estaba aquí dio positivo. Y a mí, por ser también occidental, el gobierno me prohibió entrar en mi propia casa.
A nuestros estudiantes universitarios sí que los vi porque no viven en el hogar de los pequeños sino en pisos de alquiler. Nos reunimos y me pareció que estaban estupendamente. La universidad continúa cerrada, pero ellos están estudiando online. Se han marcado una rutina diaria muy buena que incluye lecturas, estudio, hacer yoga y meditación. Los noto equilibrados, aunque con muchísimas ganas de poder salir a la calle de nuevo. Normal, son jóvenes y están deseando hacer cosas y relacionarse.
Os mandamos un saludo con mucho amor, mucha luz y, sobre todo, mucha salud.
Christiane & Children
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