Hace unos días, nuestra querida Honey nos dejó. Luchó mucho por su vida, pero el sarcoma de Ewing que padecía, un tipo de cáncer de huesos, fue demasiado agresivo y no lo consiguió superar. Estamos muy tristes, la echamos mucho de menos. Recuerdo su sonrisa, tan dulce, su voz de hablar bajito y sus ilusiones. Quería aprender a nadar, ver el mar, montar en bicicleta y de mayor ser médica, pero no le dio tiempo a cumplir sus sueños. Es la primera vez que observo de cerca una niña tan pequeña sufriendo tanto, aún así, Honey fue muy valiente en cada momento. Tiene un hueco muy especial en mi corazón y allí la llevaré siempre conmigo.
Que Dios la bendiga.
Christiane Gey
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